The Nyéléni Global Forum was first held in Mali in 2007 and 2015. It was named after a legendary Malian peasant woman who has become one of the symbols of food sovereignty, a paradigm that opposes the globalized food production model dominated by large transnational corporations and instead advocates for the strengthening of local economies. This year it has been celebrated on September in Kandy, Sri Lanka, and it featured representatives from more than 80 social movements from all corners of the globe.
This was the first year that more than 60% of the more than 700 delegates from 100 countries attending the forum were women and gender diverse people. Furthermore, a third of the delegates were 35 years old or younger. The food sovereignty movement present at the forum has not been limited to the initial core of small-scale food producers, such as farmers, fishermen, pastoralists, Indigenous Peoples, and rural workers; it has also expanded to include feminist and climate change movements, migrants, conscious consumers, academic researchers, and artists.
Through debates, presentations, workshops, and working groups, the effort has sought to build a unified political vision against the dominant, patriarchal, imperialist, colonialist, racist, caste-based, and supremacist capitalist system with the production of two political documents: the Kandy Declaration and the Common Political Agenda. The latter, whose official launch is planned for the People’s Summit COP30 in Brazil, is structured around six axes: building and defending democracy and people’s rights; achieving peace and internationalist solidarity; building popular economies; achieving food sovereignty and agroecology; establishing health for all; and achieving climate justice and energy sovereignty. The Kandy Declaration, read out on September 13 at the Forum’s closing ceremony, includes among its next steps actions such as a global day of mobilization against imperialism, genocide, war, and the use of hunger as a weapon. In the campaigns it is included TMP-E Global Advocacy Action on systemic narrative change on migrants and refugees.












TMP-E Input on Section 2 of CPAA: “What are the areas and actions in with which we should collectively begin the implementation of our Common Political Action Agenda?”
3 minutes intervention by Paloma Chen – Transnational Migrant Platform Europe (TMP-E) 09.09.2025
Hola a todas, me llamo Paloma Chen, vengo de Valencia, España, y soy una muy orgullosa hija de migrantes chinos, y estoy muy feliz de estar en este lado del mundo en el que me miro cada vez que quiero encontrarme. No estaría aquí si mi familia no hubiera tenido esperanza en construir un futuro mejor, si no hubiera obtenido papeles allí donde prometían oportunidades, si no hubiera crecido teniendo clara mi identidad híbrida y mestiza, y por supuesto, si no me apoyaran mis compañeras de TMP-E, la Transnational Migrant Platform-Europe, que trabaja con La Vía Campesina y con muchas otras organizaciones para dar a las personas migrantes, refugiadas y racializadas la relevancia que les corresponde como motor del cambio sistémico.
En el continente europeo nos enfrentamos a la detención, deportación y marginación social porque moverse se considera un crimen en lugar de un derecho humano fundamental. A partir de los testimonios recopilados en la 45.ª sesión del Tribunal Permanente de los Pueblos, en el Grupo de Trabajo para la Regularización a Nivel Europeo (2023-2025), y en otras iniciativas, comprobamos que las experiencias migrantes están determinadas por el legado colonial y el racismo sistémico.
Reino Unido, Francia, Holanda, Grecia, Alemania, Italia y su gobierno fascista, y España con un gobierno supuestamente progresista, todos imponen graves barreras a las personas migrantes para tener una residencia legal, atención médica, vivienda, y oportunidades laborales dignas. Mientras tanto, la ultraderecha enfrenta a nuestras comunidades migrantes y divide a la clase trabajadora por color de piel. Las políticas europeas construyen centros de detención, externalizan el control de las fronteras a otros países y así, crean rutas peligrosas que afectan sobre todo a los migrantes del Sur Global que mueren cada día en esa tumba llamada mar Mediterráneo. Una iniciativa popular de recogida de 500.000 firmas para regularizar a medio millón de personas, un hito a nivel de autoorganización de las comunidades migrantes, desafortunadamente sigue siendo retrasada una y otra vez en el Congreso español.
En mi país es difícil hablar de racismo precisamente por la mentalidad colonial vigente, que nos ve como mano de obra barata de usar y tirar. La realidad es que sostenemos la economía, construimos cultura, producimos y servimos comida, nos politizamos, nos organizamos y nos autogestionamos por mucho que las élites eurocéntricas nos quieran calladas y obedientes.
No somos víctimas pasivas, somos activistas, educadoras, artistas, camareras, trabajadoras del hogar y los cuidados, campesinas que recolectamos la fresa y la naranja, las que te llevamos el kebab en moto a la puerta de tu casa, somos las más deshumanizadas y esclavizadas en la industria alimentaria racista, sexista, clasista y colonial, como las miles de mujeres marroquíes que trabajan en los invernaderos de Almería, en el sur de España; los nepalíes que trabajan en las granjas del norte de Inglaterra; o, por supuesto, los millones de trabajadores migrantes asiáticos, incluidos los de Sri Lanka, que trabajan en Oriente Medio. Somos las que alimentan Europa, desde quienes cultivan la comida hasta las que, como yo misma, las servimos en hostelería a quienes nos desprecian y a quienes digo ¡si te gusta mi comida china trata bien a las personas chinas y bésales las manos! ¡Si te gusta que los migrantes te paguen las pensiones de jubilación, besa los pies de quienes quisieron caminar por tu tierra! ¡Y si te gusta la comida, bendice la frente de quien la cultiva!
La lucha migratoria es una lucha común por la justicia racial, de género, económica, de soberanía alimentaria, de transición justa porque es este sistema de grandes corporaciones globales el que más hace negocio de nuestro desplazamiento, explotación, y muerte. Rechazamos los actuales acuerdos globales y europeos que vulneran nuestros derechos humanos con total impunidad, y proponemos construir un Pacto Global de Solidaridad de vivienda, salud, derechos laborales, soberanía alimentaria y territorial, y justicia para todes.
Con mucho amor, desde la Europa que ya no es solo blanca y con el corazón en Palestina, ¡las hijas de Asia no olvidan su tierra madre y su madre tierra! En la implementación de la agenda política común de Nyeleni, por favor, no se olviden de nosotras.